lunes, 22 de julio de 2013

Muros

Construí muros altísimos, los construí fuertes. Me encerré y protegí, no dejé llegar cosas malas y algunas buenas probablemente también se quedaron afuera. Cada vez que alguien los derribaba y lograba llegar a mi o cada vez que yo mismo rompía todo desde adentro porque me estaba ahogando, era volver a empezar. Muchos llegan, tiran abajo tus paredes y siguen su camino. Quedamos rotos, nos atamos a la destrucción de nuestros miedos. Nos atamos a los que vienen a derrotar y asesinar nuestros demonios. Y cuando todo pasa, cuando me quedaba con los muros abajo nuevamente solo, comenzaba a levantarlos nuevamente. Más altos, más gruesos, más fuertes. Con todos nuestros pedazos construimos. Me fui volviendo más fuerte y más solitario también. Creo que ahora que los muros están abajo, destrozados, es momento de ya no levantarlos y empezar a dejar que todo llegue. Estos muros están empapados de dolor y pasado. Vivir en el presente y morir de realidad. “Es preferible quemarse que apagarse lentamente”. Es momento de luchar contra lo natural de mi mente de vivir en esa zona de confort que es el pasado. Dejar de construir muros. Empezar a construir caminos, puentes, rutas, autopistas. Es hora de volver a caminar el camino amarillo.



2 comentarios:

  1. Es sublime lo que escribís Nacho, ya te lo he dicho pero lo repito, mucha suerte en esta nueva etapa :)

    ResponderEliminar